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Los peruanos que el Reniec rechaza

Imagina despertar un día y que tu identidad no sea reconocida en tu propio país. Tener en tu DNI un nombre y un género que no son los tuyos. Y, a pesar de hacer muchísimos trámites humillantes, no poder cambiarlos.

O, tal vez, imagina ir a hacer un trámite tan simple como la inscripción de tu matrimonio, o la de tu hijo. Y que te digan que no, que es imposible. Tu propia identidad, o los derechos de tu familia, negados por el Estado que se supone que tiene que protegerte. ¿Cómo te sentirías?

Para cualquier persona que nunca tuvo este tipo de problemas, esto podría parecer una pesadilla. Y lo es. Pero es también lo que sucede permanentemente con miles de personas en nuestro país. El Estado peruano niega el reconocimiento matrimonial a parejas no heterosexuales y a sus hijos, y también el derecho a la identidad de las personas trans que intentan cambiar los datos de su documento.

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Y esta situación no solo se da por falta de una legislación adecuada, también por la falta de decisión de quienes lideran ciertas instituciones, como el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil. El Reniec, como todos sabemos, cumple un rol determinante. Es el organismo público encargado del registro y actualización de los datos de todos los ciudadanos.

Para estos casos, sostiene la puerta a la identidad y al reconocimiento formal. Si lo decidiera, podría marcar un camino en favor de una vida digna para las personas LGBTIQ peruanas, incluso con la legislación actual. Sin embargo, hace lo contrario.

A lo largo de los años, ha asumido un rol activo en impedir, por ejemplo, el reconocimiento legal en el Perú de matrimonios entre personas del mismo sexo realizados en el extranjero. También el cambio de sexo y nombre en el documento por parte de las personas trans, que solo desean ser reconocidas por su verdadera identidad. También imposibilita que los niños de familias homoparentales puedan ser registrados adecuadamente.

La excusa usada reiteradamente por esta institución es que no se cuenta con un marco legal para aceptar dichas solicitudes. Sin embargo, aun cuando las personas afectadas recurren al Poder Judicial, haciendo grandes esfuerzos de tiempo, dedicación y dinero, el Reniec decide apelar las disposiciones judiciales que favorecen a dichas personas.

Según el último informe de Mapeo Legal Trans, existen en el Perú más de un centenar de demandas judiciales solo para cambio de nombre y/o género, que no están resueltas. El Reniec alarga los procesos intencionalmente e intenta que esos no se concreten, afirmando que están obligados a realizar dichas apelaciones. Sin embargo, eso no es cierto.

La institución no tiene deber alguno de apelar las decisiones judiciales y cuenta con el marco normativo suficiente para allanarse a estas, como lo ha señalado la Contraloría. La negativa a aceptar dichos trámites, incluso ante sentencias judiciales, y los argumentos usados en sus apelaciones muestran una verdadera falta de empatía y una perspectiva retrógrada, desconectada con la realidad.

Pero lo más grave es que, con esta actitud, el Reniec muestra que no quiere mantener un registro actualizado y real de los peruanos. Es la renuncia de una institución pública a su objetivo más importante.

Esta enorme negligencia genera una profundización de la precariedad en la que viven ciudadanos LGBTIQ, que representan a más del 8% del país, según Ipsos. A ellos se les niega uno de los derechos más básicos, el de reconocimiento legal de sus identidades y de sus familias.

También, como lo hemos descubierto este año en el estudio sobre emigración LGBTQ peruana, realizado por mi despacho junto a la organización Más Igualdad, estos impedimentos juegan un rol determinante en la salida del país de quienes buscan en otros lugares lo que aquí se les niega: reconocimiento legal para aspirar a una vida feliz junto a sus familias.

¿Hasta cuándo se mantendrán estas injusticias institucionalizadas? Es tiempo de que las autoridades del Reniec dejen de escudarse en mañas legales y cumplan a cabalidad su función.

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