Hace un mes me compré una bici y empecé una rutina diaria desde Chorrillos hasta distintos puntos. Después de casi 30 años regreso a una de mis pasiones postergadas por la rutina, el sedentarismo y las urgencias del día.
La ciudad no es la misma. Ni los conductores. Ni los ciclistas.
Nunca me había preocupado de cosas tan importantes como el casco, las luces, el timbre y el mantenimiento de la bici. Uso lentes y mascarilla por el COVID-19, y no me cruzo en el camino de nadie. De eso se trata el respeto.
Por primera vez usé una ciclovía y aprendí los códigos ‘cleteros’ antes de recibir una mentada de madre. Porque están los ciclistas buena onda, que te orientan y ayudan; y los que no dudan en insultarte por algo que no les gusta.
Me ha costado entender algunas reglas, y he recordado las veces en que desde mi auto, como copiloto, solo me fijaba en las imprudencias de ellos y ellas. Hoy, en la otra orilla, tengo una visión más amplia. Soy prudente por naturaleza, en las pistas (vale aclarar). Así que me desplazo con el más esmerado cuidado, no estoy en carrera con nadie, y respeto las luces de los semáforos, a los peatones, a las mascotas y a mis compañeros de ruta.
No entiendo el extraño placer de algunos de ir a toda velocidad en una ciclovía tan estrecha como la que hay en algunas zonas de Miraflores. Son del tipo de los que desafían a los autos y camionetas, que no respetan a la gente, sean mayores o niños, tampoco a los perros. Salir en bici es un ejercicio para mirar a Lima de otra manera, pero a veces pienso que me estoy jugando la vida.
La cifra de ciclistas muertos por accidentes en 2020 casi se duplicó respecto al año pasado debido a que la bicicleta es la principal alternativa al transporte público en la pandemia.
MIRA: Muertes de ciclistas casi se han duplicado en nuestro país este año
En lo que va del año hubo 15 accidentes fatales en todo el país en comparación con los ocho de 2019, señaló la Policía, la cual encuentra una doble responsabilidad: incumplimiento de las normas de tránsito e imprudencia de los ciclistas.
Salir en bici me fascina, pero a veces pienso que me estoy jugando la vida, entre los ‘cleteros’ irresponsables, las motos de las apps que ya sabemos, los mototaxis (que hay en Chorrillos), los conductores que se creen dueños de las pistas, y los que van de a dos en un scooter.
Pedimos una ciudad que nos respete, y nos brinde espacios para manejar con seguridad. Nos toca también ser personas civilizadas en busca de una sana convivencia y una grata armonía.
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